Vino al mundo para enseñarnos el lenguaje del amor
Por Helen Goldberg
No con palabras vacías, sino con actos.
No desde el poder, sino desde la humildad.
No desde el juicio, sino desde la compasión.
Vino a recordarnos que el amor se vive en lo cotidiano:
en el perdón que libera,
en la mano que se tiende sin esperar nada a cambio,
en la mirada que comprende,
en el abrazo que sostiene el alma.
Su mensaje no fue imponer, sino despertar.
Despertar la conciencia del corazón,
la certeza de que todos somos dignos de amor,
y de que amar es el camino más alto de sanación.
Hoy, ese lenguaje sigue vivo cada vez que elegimos la bondad,
cada vez que actuamos con coherencia,
cada vez que servimos desde el alma
y recordamos que amar es nuestra verdadera naturaleza.
Que el amor se exprese a través de nuestros pensamientos, palabras y acciones.

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