Por Helen Goldberg
El pasado mes de diciembre tuve la oportunidad de interpretar
El Mesías de Handel, junto a mis compañeros del Coro Sinfónico Nacional; una serie de conciertos en distintas Iglesias del País, como años
anteriores lo hemos hecho.
Sin embargo, en nuestro cierre de
conciertos en la iglesia de Barva de Heredia al interpretar el ultimo
movimiento, el “Amen” muchos de nosotros (no se si a todos nos pasó)
tuvimos el privilegio de ver el cielo y ver la increíble luna que se
filtraba a través de la de la puerta de la iglesia.
Para mi, tal experiencia me hizo reflexionar acerca de varias cosas:
1.
Estábamos interpretando una obra sacra que sin importar cuál sea el
credo religioso que usted o yo practiquemos simplemente nos transporta y
nos transforma. Porque habla de un nacimiento que (en mi humilde
interpretación) es de una vida; nuestra propia vida, de la forma en
que decidamos vivirla, del cómo un profeta nos enseña a esperar la
llegada de un hombre cuya única misión es enseñarnos un solo
mandamiento: El Amor.
2. La luna: una luz de esperanza
justo al finalizar un año en donde uno hace un recuento,
inevitablemente; de lo bueno y malo sucedido. Al observarla a pesar de
estar tan lejos sabemos que siempre se puede alcanzar porque hay hombres
y mujeres como nosotros que han podido llegar a la luna entonces eso
nos fortalece la FE y nos da la ESPERANZA que no todos los sueños son
tan inalcanzables.
3. El último movimiento sólo dice la
palabra AMEN interpretada en diferentes notas y entonaciones; pero: QUE
SIGNIFICA AMEN?: ASÍ SEA!!! Es una oración constante al ser supremo!!
Recuerdo
que cada vez que canté uno de los “amén” que ese día cerré los ojos e
imaginariamente puse la mano en mi Corazón y pedí a D-os por cada uno de
los anhelos de mi Corazón y le dije a
D-os que si eran de su voluntad los dejaba en sus manos para que se cumplieran.
D-os que si eran de su voluntad los dejaba en sus manos para que se cumplieran.
Tengo años de
cantar El Mesías y nunca había tenido esta manifestación y esta experiencia
tan, pero tan enriquecedora con este último movimiento.
La vida
se llena de esos hermosos instantes y son esos momentos los que se
atesoran y por más fotografías que uno quiera tomar solo pueden ser
grabados en el alma y en el corazón donde nada ni nadie las puede borrar
de ese disco duro, incluso la muerte. Y si hay alguien a quien tengo
que agradecerle por estas inolvidables experiencias es primero a D-os
por darme el talento para poder cantar y después a el Maestro Ramiro
Ramirez por permitirme vivir estas grandes experiencias.
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